Porque la felicidad reside en las personas, y cuando escogemos cambiar el rumbo de nuestras alegrías estamos echando por tierra los sentimientos de la otra persona que sujetaba con nosotros la cuerda del bienestar. Cierto es que una cuerda no pesa mucho, no es difícil de recuperar.. pero depende completa y absolutamente de dos, de sus dos lados, de su principio y su final, y por mucho que queramos atarla de nuevo para recuperar su altitud, por mucho que deseemos volver a nuestro paraíso particular, ya no tenemos derecho.
Las decisiones que tomes en la vida tienen dos características principales. Son irrevocables y son tuyas. Con eso tenemos que aprender a vivir y por desgracia o por fortuna es lo que nos hace avanzar. Equivocarse va de la mano con crecer, por poco que nos guste.
"Yo no escribo para gustar, escribo para desahogarme"