21 de noviembre de 2015

Comida y Cama

¿Por qué la sociedad se empeña en quitarnos todos los placeres existentes? Perdonadme, seré más concreta. ¿Por qué nos quitamos todos los placeres existentes? Porque sí, porque queda muy bonito echarle la culpa de todo a la sociedad, pero no os olvidéis que la sociedad la formamos todos y cada uno de nosotros, y que si algo no te gusta de ella, cámbialo, quejándote no arreglas ni un descosido.

Pues bien, retomando el tema de los más que exquisitos placeres del ser humano.. Qué puede haber mejor que comer, que dormir, que el sexo.. Y entonces, por qué está tan mal vista la gente gorda, se tachan de vagos a los que disfrutan de las siestas, y nos escondemos y nos juzgamos tanto para y por follar. Mi no entender na-da.

Fotos y fotos y fotos en todas las redes sociales habidas y por haber de cuerpos de gimnasio, mientras que las personas que van a la playa con el flotador ya de casa no tienen ni una sola foto torrándose al calentito sol.. Puede que sea por una razón, y es que las personas que no disfrutan del placer de comer (y cuando digo comer no incluyo la comida de pájaro que venden en forma de galleta que tienen -34 kcal/g) y sufren por no llegar aún a su cuerpo idealizado, solo son felices cuando obtienen 25 likes en sus fotos, mientras que los del club del flotador no necesitan aprobación en forma de pulgar hacia arriba.

Siguiendo la lista, despertarse cualquier día más tarde de las 12:00 pm, la hora perfecta para empezar por el desayuno y continuar con la comida; dormir esa siesta en la que miras el calendario antes que el reloj de lo a gusto que has estado en el sofá esos "5 minutitos y me pongo a estudiar", hacerte un único ser con tu propia cama un domingo cualquiera.. ¿qué tiene de malo? ¿qué pasa, no tienes corazón? Quizá, las personas que adoran su cama, no sea precisamente porque son unos vagos y se tiran todo el día en ella, sino todo lo contrario, la echan tanto de menos durante los días laborables, que llega el fin de semana, y después de mucho cansancio acumulado, llega el ansiado reencuentro. (Querer a tu cama más que a tu pareja está ya permitido)


Por último y no por ello menos placentero.. el sexo. Ese tema tabú del que nadie puede hablar si ha cumplido los 40, que tanta vergüenza da pero que todos practicamos, sea solos o acompañados. Si no es nada malo, no hay que esconderse. Esconderse deberían de hacerlo los que nos roban, que es es muy muy malo y mírales, nos sonríen incluso...

¿No es precioso el día en el que llevas a cabo las tres?
En fin, yo asumo que adoro comer; que mantengo una relación seria con mi cama a pesar de que a veces la engañe con el sofá; y que follo, sola y acompañada, aunque ojalá lo hiciese más a menudo. Y sí, soy muy feliz.

Dime que lo haga

Dime que lo haga y te escribo verso a verso a qué saben tus besos, porque sé contar cuentos bonitos, pero más me gusta todavía si soy yo quien los invento, y así poder decir algo sobre la luna sin falta de que se haga de noche, sobre tu risa y mi prisa por volver a oírla. Si te sientas en el suelo, a mi lado, te relato, poco a poco, cómo son esos labios que cierran promesas que nunca salieron de mi boca, cómo sonríen y como los muerdo. Dame unos instantes y haré de tu boca un poema sin palabras ni puntos, ni comas.

15 de noviembre de 2015

Nadie decide

Y me inspira a crecer, y recorrer el mundo sin pensar en el por qué de la gente mala, en el por qué de sus mentes perturbadas, en el por qué de la decepción. Y me ayuda a seguir sin tropezar, que si me caigo me caeré con todo y casi que por voluntad. Nadie decide.

Estos algos que llevamos

Dentro hay algo que no tiene nombre, ni forma, ni color. Hay algo que todos tenemos pero que nadie nunca ha visto. Creo que cada uno tenemos algo diferente, pero que se describe con las mismas palabras, quizás nos faltan palabras. Hay algo aquí dentro, os lo prometo, lo sé porque se mueve, y a veces lo oigo. No sé si es grande o pequeñito, ni siquiera sé si sus ojos son como los míos, bueno, tampoco sé si tiene ojos. Pero si sé que me mira, y desde muchas perspectivas además. Me gusta imaginar que es algo grande, y que está esperando para salir, en algún momento, y cambiar, de todas las formas, todo esto.