Estábamos contentos, nos reíamos de todo y por nada, teníamos calor a pesar de estar bajo cero. Nos mirábamos pero no nos veíamos, cantábamos y no sonaba bien. El mundo daba más vueltas que una noche cualquiera, y nos señalaban, pero nos daba igual. Nos tumbamos en el suelo, todo parecía estar bien.
Al principio todo era fantástico, ¿quién nos iba a parar?, ¿dónde acabaríamos? Risas y abrazos. En cierto momento, sin previo aviso todo se volvió un poco menos claro, ¡todo giraba tan deprisa, que no nos dejamos nada dentro!
Y al final, como todo, se acaba. Te levantas, es domingo y todo duele, la luz duele, la música duele... Y lo que recuerdas, es lo bonito, es lo feliz, lo que quieres y vas a repetir, por mucho que duela al amanecer.
No, no estábamos enamorados, mejor que eso, estábamos borrachos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario