31 de enero de 2015

Winter

Una y otra vez, tic tac, tic tac, tic tac, cada segundo que abandona el reloj anega la habitación de un silencio cómodo, tan solo roto por las gotas de lluvia que se dejan caer contra le ventana empujadas por el fuerte viento que tenía como objetivo derribar. Derribar todo lo que se encontrase en el camino, la calma, la armonía de lo cotidiano.. Nada nuevo, si es invierno, ¿no?
Todas las luces apagadas para que así la oscuridad abrazase esos pensamientos que velozmente llenan la habitación, y al mismo tiempo la vacían, componiendo así un ritmo estrepitosamente silencioso de idas y venidas, de ideas que nacen y se mueren, de deseos que se pierden en la inmensidad de unos escasos metros cuadrados. 
Es cierto que con un poco de música, una lámpara o quizás un poco de compañía este ambiente moriría, pero por qué acabar con todo lo que no parece alegre, por qué no disfrutar de la soledad de un día frío de invierno, un poco de reflexión y una buena cura de nostalgia, por qué no recordar, elegir qué olvidar y limpiarnos por dentro, ¿por qué no? ¿Por que no parece divertido? ¿por que no parece alegre? quizás. 
A veces, solo nos hace falta un poco de nada, para conseguir mucho. A veces, solo tenemos que pensar. A veces, solo necesitamos sentirnos solos, aunque no lo estemos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario